Hay veces que algunos lugares nos producen buena sensación o nos transportan a lugares lejanos. Y el Rastro de Maspalomas, o de San Fernando, en el sur de Gran Canaria, es uno de ellos.
Debo reconocer que pese a estar funcionando ya desde hace muchos años, hace tan solo unos meses lo visité por primera vez. Me ha enganchado, como suelen hacer esos lugares que te transmiten algo especial o que te llevan a otros lugares con solo mirar objetos.
Y así fue. El Rastro de San Fernando, o de Maspalomas, se ha convertido en un punto de encuentro para locales y turistas. Es un rastro ideal para encontrar, o descubrir, aquello que te gusta coleccionar, o simplemente que necesitas en un momento determinado, sacándote de un apuro, que también es importante.
Además, el Rastro me recordó a esos mercados y mercadillos, de invierto y de verano, que encuentras cuando te vas de viaje. Como el Naschmarkt de Viena, lugar de encuentro de la gastronomía local y que los sábados es un mercadillo de antigüedades y segunda mano inmenso.
Habrá que esperar a que la pandemia permita desarrollar la actividad de estos lugares como se hacía antes. También adaptarlos a las medidas de seguridad necesarias para evitar contagios de COVID-19. El bullicio de rastros y mercadillos siempre es algo que anima a perderse entre sus tantos puestos.
El Rastro de San Fernando ofrece al visitante ropas, zapatos, objetos de segunda mano como candelabros, juegos de café, artículos de decoración, libros, CDs y discos de vinilo, numismástica, cuadros… Es muy interesante pararse y dialogar con los vendedores, pues pueden darte mucha información sobre el objeto que te interesa o bien darte otro tipo de indicaciones que te sirven para darle un buen uso, alargar la vida de lo que te llevas, o bien recomendarte un lugar donde conseguir lo que buscas.
En mi caso, encontrar de vez en cuando algún objeto coqueto que me llame la atención me encanta. Hallar ediciones antiguas de libros es algo que me fascina y me anima a darle una segunda y tercera vida a lo que te llevas a casa.
Gran Canaria es una isla llena de secretos. Y el Rastro de San Fernando, o de Maspalomas, como prefiramos llamarlo, es un tesoro para los amantes del coleccionismo y artículos de segunda mano. Tal vez coincidamos algún domingo por allí, quién sabe.