<<Todos los descubrimientos verdaderos surgen del caos, son resultado de dirigirse hacia lo que parece incorrecto y ridículo y tonto>>

Chuck Palahniuk (novelista y periodista estadounidense, 1962-)

Los descubrimientos no pueden pasar desapercibidos. Y menos si estamos descubriendo Kaos Kosmos, una (de)construcción de la realidad que hoy estamos viviendo. Justamente esto es lo que me ha pasado al visitar esta muestra en Arte Tinamar. Una nueva sorpresa que este oasis cultural de La Vega me ha brindado en el mes de abril.

Acercarme a los mundos de Miren Steel y Antonio Andreu me ha supuesto un ejercicio de autodisciplina. Un reto ante una exposición que me resultó en un principio chocante y a la vez llamativa. Una llamada de atención ante mi mundo caótico y desordenado. Un mundo que busca continuamente un mínimo de orden en el que poder establecerme en medio de tanto ruido.

Una exposición que no comunica nada es una idea que se pierde, un pensamiento anulado o una pérdida de tiempo. Al visitar Kaos Kosmos ya es notorio que los autores cuentan algo con mucha fuerza. Colores intensos, formas extrañas, materiales modificados y convertidos en entes con vida propia… Un conjunto de ingredientes que no pasa desapercibido. El espectador ya se activa ante esta mezcla de sensaciones.

Dos caras, dos artistas. Una antítesis que se retroalimenta a sí misma. Un sistema autosuficiente en el que uno es el apoyo del otro, y el otro es la inspiración del uno. Ambos artistas, unidos, desarrollan su particular visión de la realidad, adaptándose a ella y añadiendo sus propias fórmulas con las que sobrevivir. Descubriendo Kaos Kosmos, una (de)construcción de la realidad es visible; es como llegamos a entender a estos jóvenes creadores que expresan que <<dos mentes inquietas, dos almas distintas pero compatibles han vivido bajo el mismo techo un 2020 pandémico, dando rienda suelta a sus respectivas inquietudes, volcándolas en distintos soportes y dando salida a las obras de esta exposición>>.

Nos está tocando vivir tiempos complicados. Entregarse al vicio, al deseo, a la pasión, es lo que casi con total seguridad muchos de nosotros hicimos y estamos haciendo para resistir. Primero a un confinamiento total inimaginable. Luego a unas medidas de seguridad y prevención establecidas para combatir la pandemia… Fórmula que ha valido para Miren Steel y Antonio Andreu cuyo resultado es el caos y el cosmos que han creado en estos últimos meses. Y si sumamos el uso del vino como materia prima para elaborar muchos de los trabajos, más valor tiene esta creatividad heredera de la pandemia.

La conocida teoría del caos nos recuerda que cualquier cosa que suceda puede llevarnos a situaciones impredecibles. La pandemia de la COVID-19 tomó por sorpresa nuestras rutinas y cambió nuestra forma de ver las cosas, la vida y el mundo. Y cómo no, ha sido momento de replantearnos muchos aspectos sobre nuestra propia existencia y sobre lo que veníamos haciendo hasta ahora.

Materiales plásticos, soportes digitales, cables, formas víricas. Steel y Andreu han caminado hacia su propio interior, han explorado en este tiempo sus propios límites. Han hecho explotar caóticamente un mundo que se nos ha venido encima. Percepciones que juegan con los sentidos y tratan de buscar respuestas a tantos estímulos que nos llegan desde fuera y en un contexto confuso. Sin embargo, y tras ese caos inicial, surge, cómo no, el cosmos que coloca poco a poco ese desconcierto al que se han enfrentado. Alborotos que nos conducen a una sociedad futurista cuya llegada se ha adelantado, y a la que quizá no estemos preparados del todo.

Y es que observando las figuras que nos presentan en Kaos Kosmos da la sensación de que nos encontramos caminando en medio de androides compuestos por órganos dispares que en algún otro momento pertenecieron a otro ser. Y como si se tratase de una (de)construcción de la realidad, estos jóvenes artistas ya se adentran en las décadas que devienen, casi prediciendo la tendencia de la sociedad hacia una digitalización imparable y una despersonalización de las relaciones sociales que, si no somos conscientes de ello, nos llevarán a un distanciamiento y a una inestabilidad de la necesaria unidad que el cosmos trae consigo. Soledad y caos. Oscuridad.

Sin embargo, han estado dispuestos a enfrentarse a esas situaciones complicadas en un año también difícil, con pérdidas humanas, materiales, económicas. El ser humano se encuentra en un ciclo continuo de cambio, tan frágil como todo el sistema -fundamentalmente capitalista- en el que estamos enmarcados. Un sistema que nos ha llevado a desarrollar estilos de vida y modelos de consumo que también han traído consecuencias, como un uso excesivo de los recursos naturales y una desorbitada generación de residuos. Aún así, permanece fuerte y bien cimentado.

Circunstancias contradictorias, contrapuestas, como el diálogo que Miren Steel y Antonio Andreu nos ofrecen estos días en Arte Tinamar. Un encuentro a través del que nos vemos animados a viajar hacia nuestro propio intramundo para reencontrarnos con nuestro niño interior y con el que poder dialogar a través de los juguetes rotos y arreglados, cobrando nueva vida, mediante seres virales y dibujos digitales que nos dirigen un mirada desafiante enfrentándose a nuestra propia mirada y a nuestra propia incertidumbre.

Y si nos hiciésemos la pregunta: ¿Cómo les devolveríamos la mirada? Un juego en el que cada participante tomará partido y se verá obligado a devolver (a sí mismo) una respuesta ante las incógnitas que Steel y Andreu confrontan de la mano. Desde su pasión y su propia experiencia.

Y es que descubriendo Kaos Kosmos, una (de)construcción de la realidad será también desvelada. Descubrimientos verdaderos que surgen del caos, de lo incorrecto, de lo ridículo y de lo tonto. Como estas mismas líneas que me han llevado a un desorden apetecible, crudo, sensual y contradictorio como la vida misma. Y como la realidad (de)construida de Miren Steel y Antonio Andreu, que auguran situaciones impredecibles y soluciones no imaginables.

No obstante, se trata de una experiencia positiva e interesante dialogar con Kaos y Kosmos, pues estaremos descubriendo una realidad difícil de fraguar. Contradictorio, ¿no?