Siempre es bueno notar el interés y el esfuerzo por continuar desarrollando acciones culturales para no quedarnos atrás en la sociedad de hoy, una sociedad que cambia muy rápido y cuyas preferencias suelen distar de actividades esenciales como la cultura, tan necesaria como la comida para el cuerpo, en el correcto desarrollo del pensamiento humano.

De esta forma se crean los oasis culturales, una expresión que copio -y que he escuchado de su boca- de uno de los protagonistas de este escrito, Rafael Franquelo. Un oasis que en los tiempos que corren, es imprescindible conocer al igual que disfrutar, y con el valor añadido de haber nacido en la iniciativa privada; se trata de Arte Tinamar, en el municipio grancanario de Vega de San Mateo.

Tal es el interés de mencionar este lugar, que en sus entrañas esconde un pequeño y acogedor espacio expositivo, donde muchas son las artistas y muchos los artistas que exponen en estas paredes sus trabajos, sus creaciones, y por supuesto, sus pensamientos.

Esta escueta introducción viene dada debido a que en estas fechas, durante el mes de febrero, Arte Tinamar acoge un más que interesante proyecto: Una exposición colectiva que acerca de alguna forma la que hace algo más de doscientos años fue La Vega, un amplio territorio en la isla de Gran Canaria, que en su momento aunaba geográficamente parte de la población insular desde la costa y hasta la propia cumbre.

Las Tres Vegas, título que da nombre a esta exposición, es por tanto una representación de artistas, creadores plásticos, literatos…, cuyo desarrollo y contexto de trabajo podría decirse que se encuentra dentro lo que fue esa Vega.

Los organizadores, Pino Hernández, gerente y anfitriona de Arte Tinamar, y Rafael Franquelo, malagueño de nacimiento y veguero de sentimiento, han realizado una labor encomiable al lograr reunir a más de una veintena de artistas locales en este Proyecto. En palabras de Franquelo: “Esta exposición colectiva es mucho más que otra muestra de compromiso… Sigue en consonancia con otras experiencias de la Casa de la Cultura de Vega de San Mateo, de la Ermita de El Madroñal, del Taller José Martí, de la Sala Lola Massieu o del Casino de Santa Brígida. También, cómo no, de la Sala La Caldereta”. Experiencias que este vasto saber ha reunido y recopilado a lo largo de su quehacer en la vida cultural de Gran Canaria y de San Mateo, abarcando décadas de trabajo.

Volviendo a Las Tres Vegas, dicha muestra no es la primera edición de esta iniciativa local. En cualquier caso, se trataría de una segunda convocatoria, habiendo sido la primera en la Sala Lola Massieu y justamente en febrero, aunque del año 2020, y Franquelo se encontraba detrás de este acontecimiento.

La primera cita de Las Tres Vegas tuvo un origen un tanto romántico y también bucólico. Contaba Franquelo en el momento de la inauguración, un 11 de febrero, que la idea surge a raíz de una rama de almendrero –o lo que es lo mismo, almendro- con tres flores, que él mismo recoge cuando estaba de paseo por El Madroñal, en Santa Brígida, y se le vino a la cabeza unir las tres Vegas que conforman el área geográfica central de La Vega: San Mateo, El Madroñal, y Santa Brígida. De esta forma nace un nuevo concepto: Las Tres Vegas, un proyecto expositivo con ánimos de crear y reunir a un grupo de artistas y creativos bajo un ámbito geográfico que ya históricamente tiene peso, lo que nos conduce igualmente al acaecer cultural más reciente de La Vega, pues como se suele decir en este pueblo, San Mateo, cuna de artistas.

Quizá la unión favorece la evolución y el cambio; en este caso, quizá el vínculo de nuevas y antiguas generaciones logre una pequeña revolución cultural que, como hace algunos años llegó a argumentar Jerónimo Saavedra, San Mateo fue escenario de un “Renacimiento a la canaria” ocurrido en la década de los ochenta del pasado siglo XX, tras el reciente cambio en el modelo político y cultural del momento.

Un renacer necesario, sobre todo hoy, cuando los ritmos los marca una pandemia mundial que parece dirigir también los hilos de todo. Un renacer en tiempos de confusión, que nos sacaría de la caverna del ya entrado -y bien desarrollado- siglo XXI.

La exposición satauteña Las Tres Vegas acogió en la Sala Lola Massieu a artistas locales con una variopinta técnica con el estilo representativo de cada participante: Collage,  dibujos, óleos, acrílicos, cerámicas, convertidos en horizontes, mundos interiores, paisaje, abstracción, geometría, bodegones…; todo dentro de un ambiente cultural y conectado en su origen: La Vega.

Los participantes de esta exposición, esperando no haber dejado atrás ningún nombre, fueron Miren Steel, Antonio Andreu, Miguel Rodríguez, Marcos Rodríguez, Sergio Marrero, Esteban Ruiz, Pino Hernández, Judith Marrero, Francisco Guedes, Sergio Bosch, Margot, Guillermo Rivero (Willy), y los ceramistas Domingo y Gustavo.

Las Tres Vegas en Arte Tinamar, cuyas fechas de exposición son desde el 30 de enero hasta el 27 de febrero, repite nombres de la edición anterior, y ampara protagonistas nuevos, indicio de que las generaciones veteranas, actuales y venideras seguirán teniendo un punto de encuentro y diálogo, ofreciendo su experiencia y entendimiento a la sociedad que les cobija.

En esta nueva edición de Las Tres Vegas participan Elena Hidalgo, Celia Robles, Manuel Navarro, Antonio Andreu, Esteban Ruiz, Rafael Franquelo, Patricia Sullivan de Armas, Claudio Galván, Pino Hernández, Mercedes Castellano, Rosa Marrero, Ariadne Duque, Judith Marrero, Paco Juan Déniz, Alfredo Sánchez, Eliam Blue Photograpy, Marcos Rodríguez, Tania Sarmiento, Miren Steel, María Díaz, Eva Sarmiento, Damián Ortega, Soledad Amador y Antonio Guedes.

Espero que el tiempo nos permita ver y disfrutar de más ediciones de Las Tres Vegas, más proyectos, más artistas y más momentos de reflexión, que alimenten el correcto desarrollo del pensamiento humano que nace y se crea en La Vega.