Hace poco una amiga compartió un enlace donde se presenta una nueva colección de la marca Pull&Bear. Nuevas temporadas, nuevos tiempos; todo sigue adelante y hay que estar al día… en moda, y también en arte.
Puede estar bien utilizar la moda como herramienta de difusión del conocimiento, como escaparate a alguna tendencia o cambio social o cultural que se esté dando en el momento. De igual modo, puede también ser interesante aprovecharse del arte como herramienta para alcanzar esa transformación o cambio en un tejido social determinado, que de hecho, en muchas ocasiones el arte ha sido reflejo u origen de esos cambios.
Mi reflexión a este respecto se dirige, en este caso, a la relación que suele establecerse entre diferentes sectores económicos, como la moda, y el arte en sí mismo. Vincular arte y moda no es nada nuevo, no sorprende a nadie y es un motivo que alienta a que muchas personas deseen lucir o quizá poseer algo que es inalcanzable para ellas, previo intercambio económico para tener el derecho a hacerlo.
La nueva colección exclusiva de Pull&Bear otoño invierno 2020, creo que llamada Tate Art, muestra diseños de ropa con imágenes de obras de arte de artistas como Mondrian, Turner o Kandinsky, muy bien integrados en las piezas que se venden: cazadoras, camisetas, bolsos…
Es curioso denominarlo tributo al arte moderno y contemporáneo. Puede tratarse de una forma de democratizar el arte, una fórmula algo gastada ya de acercar el arte a la población general. Está muy bien todo tipo de acciones que busquen este acercamiento, esta revalorización de la cultura y el arte e incluso ese redescubrimiento que se nos brinda a través de la moda. No obstante, moda y arte, sin una buena fórmula diseñada, parecen a veces ser dos componentes que no pasan más allá de la mera relación, que se podría escribir como:
Imagen + Textil = ¿ModArte?
no dando como resultando una verdadera combinación o consecuencia de una operación, probablemente deliberada, nueva, enriquecedora y también modernizadora en el cambio sociocultural que quizá se pretenda buscar. Tal es así, que quizá el resultado más notorio es el lucir una prenda de ropa cuyo diseño está basado en obras de arte, que quizá, no conozcamos demasiado.
Un somero acercamiento que genera economía, nuevas formas de consumir cultura, e incluso una dinamización estético-estática del pensamiento de quienes formamos parte de la sociedad actual. Si esta premisa fuese así, será cuestión entonces de saber dónde, cuándo y cómo posicionarse ante ella.
¿Ustedes qué creen?