<<Ser canario es un orgullo, un timbre de honor, pero hay que trabajarlo mucho más, si no queremos disolvernos en un pueblo estándar, sin marcas tribales evidentes, escarificaciones de nuestra condición mestiza, cosmopolita, intercultural, con un futuro mejor que el que ahora tenemos, heridos por la pandemia y el volcán palmero.>>
Ángel Sánchez. Poeta visual, escritor, ensayista y traductor. Premio Canarias de Literatura 2018.
Hablar sobre Ángel Sánchez es referirse a una persona que ha dedicado gran parte de su vida a la cultura, al arte y a la investigación. Premio Canarias de Literatura 2018, Sánchez realizó, entre diciembre de 2020 y marzo de 2021, una exposición en el Centro Atlántico de Arte Moderno, donde se ofrecía un recorrido a través de su obra desde el año 1974 y hasta 2019.
Lo que encontramos en esa muestra fue pura poesía visual en medio de textos, publicaciones y la noticia de la casi inminente presentación de la investigación que lleva décadas desarrollando, y que comparte bajo el título “El signo insular. Materiales de Iconografía Canaria”.
Hemos querido acercarnos a este importante creativo grancanario y figura imprescindible para la cultura insular de las últimas décadas, y tener una pequeña conversación respecto a esa interesante publicación y aportación al panorama cultural, político y social canario.
DogArtes (D): Hola Ángel. Ante todo queremos agradecerle su predisposición a colaborar con nosotros y a dedicarnos parte de su tiempo a contestar algunas preguntas. Nos gustaría empezar por el propio desarrollo lógico con que ha ordenado toda la investigación del signo insular. Comienza la publicación con el acercamiento geográfico para guiarnos posteriormente a la imaginería prehispánica, y continuando con tipos y costumbres, flora y fauna, elementos identitarios como el cuchillo canario, el tambor gomero, la zafra, y acabando con la publicidad y todo su contexto. ¿Cómo ha logrado durante tanto tiempo recopilar, analizar y clasificar tantas imágenes y todo lo que concierne a cada una de ellas? Háblenos de la metodología empleada para esta exhaustiva investigación.
Ángel Sánchez (A): Esta obra tiene su origen en mi innata curiosidad por la imagen desde niño, y cierta fijación retiniana en asociarlas por campos temáticos, ir recortando y guardando todo lo que me parecía atractivo o interesante, hasta hacerme con un voluminoso archivo de documentación. Al mismo tiempo, mi padre, que era maestro de escuela, me enseñó manualidades, dibujo y pensaba, como krausiano que era, que los inputs intelectivos entran no sólo con la educación y la lectura, sino con la habilidad manual. Gran enseñanza que ha formado mi condición de poeta visual y estudioso de la iconografía canaria. Con el tiempo comprendí que debía empezar a ordenar y estudiar todo lo existente sobre la imagen que representa a nuestras Islas, y me tracé un índice de contenidos en 1980. Desde entonces, incansablemente, y por un método interdisciplinar que es que me ha formado, fui ordenando los materiales, pidiendo ayuda a cualquier fuente informativa, y describiendo las parcelas temáticas con más consistencia y representatividad identitaria, queriendo explicarme su sentido, intentar su hermenéutica, como medio de autoconocimiento, y también pensando en que algún día sería comunicable como libro para los demás. Un trabajo ímprobo, ayudado sucesivamente por dos informáticos, que iban paginando texto e ilustraciones hasta cuadrar un ambicioso tratado en tres volúmenes. Se lo ofrecí a varias editoriales canarias, pero les parecía que el presupuesto de impresión superaban sus posibilidades; luego a tres Consejerías sucesivas del Cabildo Insular de Gran Canaria, que se excusaron diciendo que tenían otras publicaciones pendientes, y ¡por fin!, cuando el actual Presidente Antonio Morales lo conoció y lo leyó dijo que era valiosísimo y su publicación una prioridad; de manera sea que se mandó imprimir y ahora circula para uso y disfrute del pueblo canario y universal, sus destinatarios. Me sacudí al fin la pesadilla de que iba a ser un libro póstumo, y la acogida ha sido muy buena, porque se ha visto su utilidad para consolidar nuestra peculiaridad y nuestra universalidad al mismo tiempo. Estoy muy contento de que se haya juzgado un trabajo oportuno, útil y necesario para conocernos mejor mediante las imágenes y su entorno sociocultural desde la Antigüedad hasta nuestros días, y creo que será uno de mis mejores libros, sin modestia alguna.
D: A través de las páginas del libro se hace referencia a la aculturación de Canarias mediante el uso de imágenes y símbolos que se encuentran a lo largo y ancho del Archipiélago. También encontramos la idea de que la propia población canaria se acultura a sí misma… ¿Podría explicarnos un poco más esta idea?
A: La aculturación es un fenómeno que se produce universalmente cuando una cultura más desarrollada que la que encuentra en tierras vírgenes se proyecta mediante argumentos e imágenes; así lo explica la Antropología. Desde el drago que pintó El Bosco en El jardín de las Delicias hasta las últimas novedades artísticas, arquitectónicas, y de aplicación comercial o publicitaria, casi todo ha sido una mirada exterior que se ha superpuesto a nuestra simbología prehispánica. Luego los propios canarios nos hemos aculturado creando símbolos, recreando la prehistoria como indigenismo y dotándonos de un ajuar alegórico, folclórico y comercial considerable, hasta crear la marca canaria, distinguible como multicultural, mestiza, tricontinental y utilitaria para cuajar una identidad de patria canaria. En tal sentido, la mirada europea ha sido imprescindible, puesto que al ser lugar de paso ha habido viajeros científicos que han descubierto, valorado y publicitado nuestras pertenencias prehispánicas, la flora, la fauna y las imágenes de antaño, sin olvidar lo hecho por el Dr. Dominik Wölffel en su Monumenta Linguae Canariae, Leonardo Torriani, Gadifer de la Salle en Le Canarien y la existencia de un grupo de estudiosos canaristas en Graz (Austria), continuadores del Dr. Wölffel, que editan una valiosa revista especializada en hallazgos prehispánicos y otros temas que nos conciernen.
D: A colación de la pregunta anterior, nos gustaría que nos hablase, desde su punto de vista, sobre el fenómeno de colonización que aún hoy continúa en Canarias, premisa que también entresacamos de “El signo Insular”.
A: Evidentemente, la colonización continúa, pero no sólo en el aspecto cultural e ideológico, sino fundamentalmente en el aspecto económico. Desde siempre hemos sido provincias lejanas y se nos ha tratado como a tales. La cuota económica que se otorga al Gobierno Autónomo no basta para tener en condiciones óptimas la educación, la sanidad, el flujo emigratorio, etc. Pero estamos “atados y bien atados” al acorazado español y ese será nuestro irremediable futuro, por la fuerza de las leyes, la religión y las armas. La lamentable pasividad en el caso de la descolonización del antiguo Sáhara Español, y la connivencia con Marruecos en este aspecto son repudiables al máximo: una llaga que tenemos los que amamos a nuestros hermanos y hermanas saharahuis, y en mi caso particularmente dolorosa porque allí en la Playa del Aaiún hice mi servicio militar y uno de mis primeros libros de poesía discursiva (Naumaquia), fue escrito allí, trata del pueblo saharahui y está traducido al hassanía, si bien inédito todavía.
D: En referencia a este concepto, hemos encontrado en una publicación reciente del espacio digital Alegando Magazine, un interesante artículo de Sara Hernández (El turismo y la exotización de los cuerpos y territorios canarios) en el que afirma, entre otros conceptos que <<a día de hoy las Islas se venden desde la propaganda turística como un lugar onírico y paradisíaco. De hecho, los paisajes y sus gentes están sujetos y supeditados a los intereses europeos de convertir a Canarias y a su población en objetos y sujetos al servicio del otro. Pues, lejos de ser fiel al paisaje natural y sus realidades, todo se suele reducir a un par de tumbonas y palmeras importadas>>. Hernández plantea también una revisión decolonial con perspectiva de género del turismo. Tantas imágenes turísticas de las Islas que han derivado en signos identitarios ideales… ¿Cómo se ha visto Canarias afectada tanto por la idea de colonización como por un turismo que parece basado en dicho concepto? ¿Y cómo cree que podría trabajarse en la idea de decolonización y ofrecer un turismo respetuoso con el propio habitante local?
A: Ciertamente, ha existido una idealización del Archipiélago, que se ha vendido como paraíso del ocio, el sexo y el alcohol, por parte de la aculturación económica de la industria turística y existe toda una evidente intrusión de ese imaginario conceptual en la iconografía canaria, que acusa este perfil de intrusismo. Pero tenemos bastante culpa de esto, porque se les ha ofrecido una falsa imagen folclorizada, estilizada y sin raíces de los campesinos, pastores y pescadores que hemos sido, y los hoteles del Sur de Gran Canaria no están tan lejos de la brutal realidad de las cuarterías de los aparceros. Algunos viajeros, como la británica Olivia Stone, dieron la verdadera imagen de las Islas y otros como el papa del surrealismo André Breton sacralizaron a su modo nuestra realidad, siempre en tiempos de miseria, subdesarrollo, analfabetismo y emigración forzosa. Opino que la idea de descolonización debería trabajarse desde el sistema educativo, pero evidentemente el profesorado pasa mayormente de este ideario emancipador, porque a su vez no han sido educados en esa conciencia, desconocen los escritos de Franz Fanon, de Albert Camus y acaso también la Carta de los Derechos del Hombre. El turismo no suele ser respetuoso con el habitante local, está convencido que paga su estancia con “todo incluído” y a mí personalmente me duele el modo en que en el sur de Lanzarote, en Playa Blanca, junto a la edénica playa de Papagayo, los todoterrenos de los turistas hayan arrasado la zona donde estuvo el primer asentamiento colonial europeo, el de Jean de Béthencourt y Gadifer de la Salle, así como que la explotación que ha hecho la empresa LOPESAN de la cantería del barranco de Fataga haya depredado seriamente nuestro paisaje primigenio, etc., etc. ¿Cómo se adquiere la conciencia de descolonización? Indudablemente por la enseñanza, pero esto es una utopía y siento decir que lo veo hoy por hoy inalcanzable, porque estamos colonizados irremediablemente.
D: Entendemos como el significado último de las imágenes a lo que realmente son, sin ningún tipo de aportación (si nos equivocamos, por favor, corríjanos), y nos ha llamado mucho la atención el concepto de sentido atribuido de esas imágenes. Significado último y sentido atribuido, ¿cuál es el proceso? ¿Cómo se puede pasar de significar a ser significado? ¿Proceso y significado dependen de quién sea el sujeto que los trate a cada momento, o bien logran una continuidad para ser absorbidos por una colectividad determinada?
A: Dado que la imagen es un sistema de signos, para su inteligibilidad es necesario introducirse a la alfabetización visual, todo sea concluir que la imagen es un lenguaje, y que por consiguiente existe una sintaxis de la imagen, y que en ella hay un código a desencriptar en sus contenidos, que son significante y significado. Toda imagen es polisémica; implica subyacentes a sus significantes y a sus significados, entre los cuales el lector de imagen puede elegir algunos e ignorar los otros. Entiendo como “sentido atribuido” a cualquier iconema (unidad icónica) aquel que es percibido a primera vista como re-presentación de una realidad visual leída ingenuamente, sin percatarse de sus posibilidades significantes según en qué contexto sean utilizadas. Tengo la convicción de que desde el hecho de significar a ser significado hay todo un proceso deductivo que intrínsecamente depende de la función que se le aplica, esto es, del uso, por lo cual deberá ser el sujeto lector quien dé la adecuada interpretación al signo en cuestión. A quien quiera introducirse en la comprensión de esta fenomenología son recomendables los siguientes textos: Donis A. Dondis: “La sintaxis de la imagen. Introducción al alfabeto visual.” Ed. G: G. Barcelona, 2017, y el artículo de Roland Barthes “Retórica de la imagen”, que puede consultarse online. De este Maestro mío en la Sorbona, y de otros estructuralistas y semiólogos como Julia Kristeva aprendí lo que sé de lectura de imagen, de cuyas enseñanzas se nutre mi metodología.
D: A lo largo de los tres tomos de “El signo insular. Materiales de Iconografía Canaria” podemos observar cientos de imágenes que en muchos casos no son originarias del propio contexto de las Islas, sino que más bien son asimiladas por estas, transformadas y utilizadas según su significación inicial y la que posteriormente se le asigna. A todo esto, ¿podría hablarnos o describirnos las imágenes que considera singulares o destacadas, representativas y personalizadoras que deben ser el germen del futuro insular?
A: Es natural que haya imágenes externas al contexto insular, porque son nutrientes que se expanden como vectores universales, y nos alcanzan en un determinado momento, hasta ser asimiladas por el sistema iconográfico canario. Son signos en rotación – según los define Octavio Paz- que se ven adecuados a las funciones significantes en que se ven usadas. Ningún territorio colonizado se ve autosuficiente tan sólo con las imágenes propias, porque las sucesivas aculturaciones aportan universos sígnicos propios que marcan su personalidad, y este equipamiento sígnico se instala en las Islas como señas de identidad del sincretismo deducible del mestizaje cultural resultante. En realidad no sabría destacar esas imágenes destacadas o singulares como germen del futuro insular. Me surge la tentación de inclinarme por las distintivas de la cultura amazigh que perviven en todas las Islas, aun considerando su deterioro, pero com más amplitud de miras decido que no sabríamos prescindir de la totalidad de lo presentado en estos tres volúmenes, porque son en su conjunto nuestro ajuar identitario, y nada es inferior a lo demás.
D: <<…aunque los materiales iconográficos no pertenecen al poder, entran de algún modo en el debate social, si consideramos cómo son utilizados por aquel según sus necesidades de figuración, escapando subrepticiamente del concepto de distintividad nocional que es su razón de ser primera>>. Rescatamos este pequeño fragmento de la publicación para adentrarnos en el uso de los signos insulares por parte del poder. ¿Podría explicarnos un poco más esta idea? ¿Y cree usted que la sociedad canaria en general es consciente del uso de ese material iconográfico manejado a conciencia en ocasiones por parte del poder?
A: Siempre he tenido claro que el poder (los poderes: de clase, religión, económico, jurídico, comercial y militar) utilizan y manipulan los signos identitarios según sus intereses, y en esta estrategia de apropiamiento interesado nuestras imágenes no son una excepción. Es uno de los efectos deducibles del método de asimilación cultural usado por los conquistadores. Y muy a la vista en el terreno religioso, pues visto por la Iglesia que los naturales de las Islas tenían como base de sus creencias el principio femenino, se apresuraron a reconvertir esta creencia en vírgenes aparecidas de modo mitológico o mistérico en cada una de las Islas, reforzando así el matriarcado, que fue y ha sido la base ontológica de nuestra identidad. A su vez, el poder político de turno, desde la monarquía imperial a las repúblicas, las dictaduras, la democracia y la actual autonomía hacen y deshacen a su mera conveniencia la figuración de nuestra identidad (muy evidente en el caso de las banderas). No me consta que la sociedad canaria en general haya caído en la cuenta de esta manipulación, salvo excepcionales personalidades que la han descubierto y denunciado, porque toda colonización hecha a fondo anula el espíritu crítico, y hace tragar sus ideales/intereses en una población tan pasiva y algunos dicen que cobarde como somos los isleños.
D: ¿Cómo podríamos trabajar para concienciar a la población de la importancia sígnica insular y que el significado que se le dé a las imágenes revierta de forma positiva en la propia sociedad, llegando a crear o a afianzar una identidad canaria real y tangible? Y empatando con esta pregunta, ¿qué tipo de acciones o métodos piensa que podrían llevarse a cabo, o incluso cómo podría diseñarse una dinamización cultural práctica para lograr, si no una identidad canaria, al menos sí una revalorización de todo el acervo iconográfico isleño como el que muestra en “El signo insular”?
A: Pues naturalmente desde el nivel educativo, pues una vez desaparecido y no reeditado el estupendo libro Natura y Cultura de las Islas Canarias, que bastantes maestros concienciados en la evidente realidad de nuestro autoconocimiento, y gente de ánimo progresista, pusieron como asignatura en la educación básica, como yo mismo comprobé cuando iba a dar charlas a esos colegios. Si no pareciera pretencioso me gustaría que en todos los niveles educativos estuvieran mis libros Ensayos sobre cultura canaria (Edirca, 1983), La Casa Vestida ( Gobierno Autónomo de Canarias, 2005), y este El signo insular del que ahora tratamos. De este modo los maestros de educación básica, media y los profesores universitarios pondrían a la disposición de sus alumnos y alumnas los libros que normalmente son considerados la columna vertebral de mi sostenida pesquisa identitaria, vulgarizando su comprensión, para lo cual deberían estar en todos los colegios (lo cual ignoro y dudo seriamente de que estén). Pero si se juzgara pretencioso o egocéntrico (que no es en absoluto mi carácter) cabría la opción de hacer proyecciones sobre una pantalla de ciertas páginas, todo sea que el alumnado entre en la vereda del autoconocimiento y la autoestima en su condición de isleños, para que la avasallante digitalización no consuma todas sus neuronas y quede alguna libre para sentirse orgulloso de pertenecer a la canariedad, nuestra preciosa seña distintiva, y que el autoconocimiento mediante las imágenes pueda suscitar en ellos y ellas preguntas, debates, redacciones y vocaciones investigadoras, que sería lo ideal. No veo otro modo que el de la educación, la verdad sea dicha.
D: A través de esta entrevista hemos estado haciendo referencia a las imágenes, signos y símbolos que hemos podido encontrar en las Islas a lo largo de un periodo cronológico amplio, cuyo ejemplo destacado es la publicación de la que hemos estado tratando. Se nos viene a la cabeza otro aspecto muy importante de la cultura canaria y que está muy ligado a la imagen: el español hablado en Canarias. ¿Considera la particularidad lingüística del español de Canarias como parte intrínseca de la iconografía insular? ¿Es parte también del proceso de creación de los símbolos? Podría asimismo afirmarse que el español de Canarias puede ser también una base para la creación de una identidad canaria más fiel y real y que puede combinarse casi a la perfección con la iconografía insular.
A: El dialecto canario, poderoso sistema identitario en el que felizmente me he criado por mis raíces en ancestros campesinos, en el que suelo hablar, escribir desde 1967 y defender como miembro de número de la Academia Canaria de la Lengua, y que ocupa muchas horas de mi investigación, basada en trabajos de campo de la oralidad, en un sistema digamos paralelo al de la iconografía. Creo que el punto de unión sería el de la identificación y la nominación de las imágenes: seguir diciendo sarantontón, abobito, caballito del diablo, perinquen, salpatica, guirre, tolete, saltaperico, papahuevo, etc., en lugar de sus nombres castellanos. Se me ocurre que el signo yaz, primera letra del alfabeto amazigh, bandera de su pueblo y signo político en la identidad recuperada ab origine en las últimas décadas, es el punto de unión más representativo entre ambos sistemas de signos. Y, efectivamente, creo que la imbricación de ambos sistemas es factible para interrelacionarse como base identitaria. Pero abogo porque haya otros caminos de afirmación de nuestra peculiaridad y éste sería el diálogo, el debate, la necesaria autocrítica de nuestros errores, la disolución del feroz individualismo que noto, la solidaridad con los enfermos, los ancianos, los desposeídos, los emigrantes, etc. Un espíritu más abierto, viajando más entre las islas y derribando muros de rivalidad. Quienes hemos tenido la fortuna de educarnos fuera, y quienes han gozado de becas Erasmus, lo hemos aprovechado para leer, sentir e interpretar nuestra cuna atlántica con mirada crítica, usando la razón y embridando el sentimentalismo, único modo de conseguir mejorar nuestra autoestima y contaminar a los demás con estas ideas de regeneración.
D: Para terminar con este nuevo encuentro con la creatividad a través de Ángel Sánchez, primero que nada, queremos agradecerle su predisposición a colaborar con DogArtes. Espacio para las Artes y el tiempo que nos ha dedicado para responder a estas preguntas. También nos gustaría que compartiese con nosotros, a modo de cierre, algunos versos o alguna poesía visual mediante los que podamos acercarnos al signo insular que tantas décadas lleva usted investigando. Muchas gracias.
A: De nada, a mandar. Muchas gracias por esta oportunidad que me han ofrecido por difundir este libro y mis ideas, y ojalá haya servido esta entrevista para solidificar el edificio mental que deseo para mi pueblo. Ser canario es un orgullo, un timbre de honor, pero hay que trabajarlo mucho más, si no queremos disolvernos en un pueblo estándar, sin marcas tribales evidentes, escarificaciones de nuestra condición mestiza, cosmopolita, intercultural, con un futuro mejor que el que ahora tenemos, heridos por la pandemia y el volcán palmero. ¡Vivan las Islas Canarias!