Una de las muchas cosas que te pueden sorprender en el día a día en tu vida, trabajo, o en tus intereses y entretenimientos, es la de descubrir artistas que desconocías.

Siempre existe la posibilidad de cruzarte con creadores y creadoras, pero no siempre tienes esos diez o quince minutos con los que charlar y profundizar con esa persona que se te ha cruzado, perdiendo quizá, la oportunidad de adentrarte en un mundo totalmente ajeno a ti, y que incluso te puede aportar mucho: Conocimiento, técnica, historia…

Y este es el caso de Javier Viera Cruz y los cortos encuentros que hemos tenido, momentos en los que no hemos parado de hablar sobre inquietudes artísticas, ideas, proyectos y exposiciones. No hace demasiado tiempo que nos conocemos, pero ha sido tiempo suficiente para convertirme en un seguidor más de su trabajo. Además de que compartimos el interés de indagar en la historia y cultura prehispánica de Canarias.

Hoy me quedo con tres de sus obras, expuestas recientemente en La Caldereta en San Mateo, Gran Canaria; trabajos que me han parecido de un acercamiento maravilloso a esa cultura a veces tan ajena, y también a la historia reciente de Canarias, como las sufridas plagas de langosta. Viera me compartió sus reflexiones sobre ellas, y aquí las expongo tal cual, para meternos ahora en su propio universo e imaginario aborigen:

Las plagas. Acrílico y tinta negra sobre lienzo. 100x80cm. Año 2019 (obra de la izquierda de la imagen)

La langosta, plaga conocida en nuestras islas, es la temática del cuadro. «Una nube inmensa de langostas que cubría el cielo y la tierra se echó sobre las islas amenazando la devastación más universal. En poco tiempo no dejaron aquellos insectos cosa verde», llegó a decir Viera y Clavijo allá en el año 1659. Destruyeron las hierbas y huertos, de tal manera que hasta las hojas de palma y pitas que son duras, cayeron. Fue preciso hacerles la guerra tocando bucios y tambores en los pueblos. Tenían que salir de noche a matar, quemar y enterrar aquellas nubes de langostas apiñadas sobre los árboles y en las pencas de tabaibas y cardones.

Atindamana. Madera policromada de eucalipto rojo.

La escultura representa a la mujer reina aborigen en la sociedad isleña. La isla de Gran Canaria, conocida como Tamarán, estaba constituida por dos reinos, Telde y Gáldar. durante el siglo XV. Antes de la incorporación de la isla a la Corona de Castilla, ambos reinos se unieron a través de Atindamana y Gumidafe. Entre sus descendientes destaca Artemi, quien venció a juan de Bethencourt en su intento de ocupar la isla.

Atis Tirma. Las fuga del risco. Muselina montada en bastidor. Técnica mixta, tinta negra y acrílico. 93×82,5cm. año 2019 (pieza de la izquierda de la imagen)

Atis, Tirma conmemora el último y triste acontecimiento de las historias de los aborígenes de Gran Canaria. Cuenta ls tradición que el 29 de abril de 1483 el caudillo Bentejuí y Faya, Faycan de Telde, se despeñaron al grito de ¡Atis, Tirma! (¡Por ti, Tierra!) en el barranco que hoy se conoce por ese mismo nombre en Ansite. Tras la rendición de Gáldar, la resistencia de los canarii se había trasladado al interior de la isla, teniendo por último escenario la Fortaleza de Ansite. La muerte de Tasarte y Bentejuí es la muerte de los líderes que apostaron por la resistencia ante la ocupación castellana.

Retales de historia que de vez en cuando viene bien recordar para animarnos a seguir profundizando e investigando en nuestra historia aborigen canaria. Y también un artista al que seguirle la pista para seguir adentrándonos en su imaginario aborigen: Javier Viera Cruz.