Descubrir los mundos que rodean a las personas, o en los que nos vemos envueltos, son a veces situaciones con las que aprendemos y descubrimos mucho, momentos que disfrutamos adentrándonos en universos únicos, especiales y atemporales.

Sobre todo atemporales porque cada quien va dejando su impronta allá por donde pasa, y su legado, su trabajo, sus conversaciones…, es con lo que nos quedamos muchas veces.

En las breves conversaciones que he tenido con la artista Inés Pacheco Plaza, he podido quedarme con parte de su esencia, de cómo trabaja, o qué es lo que a veces quiere expresar. Y no me refiero a su estilo o técnica, que también llama mucho la atención. En esta ocasión me refiero a cómo me he dado cuenta de lo importante que son las emociones para esta artista de origen burgalés y residente en Gran Canaria. Sus sentimientos se ven plasmados en muchas de sus obras y dibujos. Inés trabaja y se adentra en el momento, en el instante, y comparte de esta manera su sentir personal. Sin palabras, solo color, trazos y formas.

Casi se podría decir que graba en su mente y retina lo que siente en el momento justo en que está con sus pinceles, sus libretas o sus acuarelas, y los refleja y transforma a través del trabajo de su mano, de la combinación de los movimientos que esta hace, con los colores que ese preciso instante representan su yo interior, la emoción, y lo que ya hemos dicho, el momento. O tal vez canaliza a través de su don su propio interior y selecciona cuidadosamente los colores que utilizará para ello.

Una artista muy vinculada al tiempo, a la esencia del momento presente. Su arte expresa su ser, su vida, sus sentimientos, su historia. Y la paleta de colores que escoge son nada más y nada menos que la representación etérea de esos segundos, minutos, y también horas, en que Pacheco para, respira, siente, medita, y pinta. A veces, Inés nos narra su historia de vida con sus dibujos. Vida.

Inés Pacheco Plaza

He aprendido de Inés que también es importante parar en el momento preciso en que se está dibujando o pintando, e incluso cuando se está pensando o bocetando lo que se quiere pintar. Así, será posible plasmar en lo que haces, tu propia impronta y también tu sentir, añadiendo más valor si cabe al trabajo que realizas. Y esto es aplicable a muchas cosa en la vida, además de al arte. Respirar. Sentir.

Cuestión de estar en el preciso momento en que se hace arte, momentos en que se crean nuevos mundos con cada pincelada, cada trazo o movimiento que se realiza. Inés Pacheco Plaza me permitió adentrarme en su mundo al compartir conmigo por unos minutos sus libretas de viaje, sus pequeños mundos que página a página ha creado a cada paso que ha ido dando en los últimos tiempos.

Enhorabuena por ese saber y gracias por compartirlo conmigo. Queriendo saber y aprender más.